Para este fallecimiento absoluto y galopante, esta amarga hipoteca programada a cómodos plazos, éste inmenso deceso que, aunque nos sigamos sintiendo dulcemente vivos de momento, a todos nos incumbe, la muerte ha arrumbado la guadaña, para ponerse al volante de una apisonadora.
la muerte..... del corazon y de la razon, nos lleva asentirnos importentes y nos habita el fracaso.
ResponderEliminarhe llegado aqui y seguire visitandote, un gusto grande leerte...
Ufff...me ha gustado descubrirte incluso en este post tirando a triste...
ResponderEliminarSupongo que la lluevia casi de agosto diluye la pena.
Un saludo,
Hilda
Siempre serás bienvenida, la cata, gracias por tu visita.
ResponderEliminarHilda, esperemos que si no la diluye, al menos la refresque. Bueno, yo también me he pasado por tu blog y también ha sido un descubrimiento. Ácido y original a más no poder.
Abrazos.