Tras varios siglos de guerras desalmadas, hubo en aquel lejano país una guerra sin armas. Sin manos lacerando, sin bombas ni cuchillos, sin patria ni banderas. Sólo la voz y la palabra. Después, cuando se decretó la Paz, todos supieron que la habían perdido, tal vez para siempre.
Bella historia, lastima que sea verdad en muchos sitios del planeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se hizo invisible la paz, para que no la maltrataran, aún así la torturaron y la torturan, tanto que ya es imposible divisarla ni siquiera en lo más recóndito de nuestras consciencias.
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