Imagínate un torrente,
De alta montaña, buscando
Su cauce entre las rocas;
Despeñándose, rompiendo
Sobre aristas afiladas
Que hacen saltar, como gotas
De sangre clara, añicos
De la frescor de su origen,
Dando a luz pequeños arco
Iris al sol, espejismos
Coloridos que se esfuman
Arrastrados por el viento.
Imagínatelo roto
Una y millones de veces,
Rehaciéndose de nuevo
Por la fuerza que le otorga
Su dulce ensueño anhelante:
Verdor de un valle acogiéndolo.
E imagínalo al final
De su periplo, frustrado,
Entre arenas de un desierto
Que lo engulle calcinante.
Imagina todo esto
Y a mis latidos buscándote
Sobre arenales hambrientos
Como la herida sangrante
Que me abriera en medio el pecho
El buscar sin encontrarte.
Muy sugerente la imagen, o, por mejor decir, el contraste de imagen. Me ha gustado.
ResponderEliminarY como 'urbanita' con aspiraciones de naturaleza, he estado todo el poema deseando ir a disfrutar del rumor del torrente, a algún paisaje como el de la foto.
verdaderamente he imaginado el rio, tan parecido al mio, quebrandose, y en cada quiebro, una grieta silbante...
ResponderEliminarprecioso, me ha gustado mucho...
saludos