En homenaje a la poesía sin límites de Alejandra Pizarnik, este pastiche emanado de la inimitable grandeza del lirismo de sus textos.
El infierno de la locura,
Lazo mortal del otro lado,
Es la musical extracción para crear
Nuevos silencios
De una ahogada que no cesa
De pasar por los espejos.
De la piedra de ojos primitivos en honor de una pérdida
La sombra cubre pétalos mirados
En la mano que busca el vaso cuando la muerte
Se posa desnuda:
Memorial fantasma en la oscuridad abierta
De alguien que cae en su primera caída
En donde el miedo no cuenta
Cuentos y poemas.
¡Hombre funesto de claves nocturnas!
¿Qué podemos amar que no sea una sombra?
¿Y cómo abolir la soledad?
¡Qué me dejen con mi voz nueva de viajera fascinada!
(En un lugar de temblores
Tú haces de las lilas que aletean.
Mi tragedia en el viento.
En espera de la palabra antigua
Una lámpara de aceite de jazmín olía a sangre,
Alimento de música
Y de agua negra).
Porque nadie tiene más sed de sexualidad feroz
Que estas criaturas que habitan los fríos espejos,
Lloras funestamente y evocas tu locura como lava del infierno,
Signo en tu sombra de aventuras perdidas.
Cuando espero
Dejar de esperar en la última inocencia,
Los de lo oculto son
Como la muerte: quieren huesos;
Y una vibración de los cimientos, un amado espacio
De revelaciones, me vestirán con cenizas al alba.
¿Para quién el silencio?
¿No es verdad que yo existo
Hasta la última esperanza?
La palabra que sana no es
Un verbo sino un vértigo: la palabra
Del deseo,
Piedra fundamental que salta
Con la camisa en llamas.
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