Busco cobijo en mis versos.
Tan inhóspita es la tundra
Que brotó con su desprecio
Que ni décimas ni silvas
Ni romances ni sonetos
Me guarecen de la angustia
Por su helado desapego.
Para el cancel de su casa
No son llave mis lamentos,
Y postrado de rodillas
En sus umbrales desiertos
Me desangro en las heridas
De mis nocturnos sin tiempo.
Mis poemas son cenizas
En las aguas del Leteo
Sin metáforas ni olvido
Que apaciguen el veneno
Que en la tumba de mis noches
Me inoculan sus recuerdos.
Este romance de ausencias
Me arrüina de tormento;
Cuan mayor es la carencia
Mas voraces los deseos
Por sentir el dulce abrigo
Del abrazo que no tengo.
Y maldigo a la poesía
Que sin razón ni concierto
Congelando está mi alma
Y quebrándome los huesos
Con los golpes de su arritmia
Y su asonancia de hielo.
Frente al frío de su ausencia
Mi fantasma sin aliento.
Por sentir el dulce abrigo
ResponderEliminarDel abrazo QUE NO TENGO.(...)
Te ha quedado estupendo, a pesar ... de la ausencia.PAQUITA
Describes tan bien las ausencias que se percibe en la piel el frío del vacío.
ResponderEliminar¿Este es de los que salen del tirón? Lo digo porque me gustó mucho-ísimo.
Mamen.
Gracias Paquita, la ausencia es una musa con mucho brío.
ResponderEliminarMamen, éste no, no salió del tirón. El esquema inicial casi sí, pero después no imaginas las vueltas que le he dado. Incluso una vez colgado lo he modificado varias veces. Y las que le quedan.
Besos.