Tania Derveaux, candidata al Senado Belga por el partido NEE (no, en neerlandés) ha prometido, si sale elegida, hacer una felación (vulgo, mamada) a cada uno de sus primeros 40.000 electores. Y doy fe de que esta tan original política está de muy buen ver. Pero, no, no corráis apresuradamente a solicitar la nacionalidad belga y a inscribiros en su censo, pues la citada promesa no es más que un modo irónico de denunciar a los políticos que, tras hacer muchas promesas, después dicen Diego donde dijeron digo, y ya ha confesado la bella Tania que, como aquellos, no ha pensado ni por un momento cumplir su promesa, que ella sólo “se lo hace” con quién le place. Sabio modo de entender el sexo, sí señora.
Pero bueno, yo, como la idea me ha resultado sugerente, tomo ejemplo y, en mi papel de ciudadano desencantado de la política, aunque no deje de participar en ella cada vez que tengo oportunidad, he decidido prometer hacer un cunnilinguo a aquellas políticas que, tras la ya muy próxima cita electoral, cumplan con sus promesas –lo lamento, chicos, no es que os discrimine, pero que la va a hacer uno si es heterosexual. Sí, cunniliguo garantizado para todas aquellas que, tras empeñar su palabra, por ejemplo, en ejercer prioritariamente cuantas acciones sean precisas para tratar de atajar ese potencial Armagedón que es el cambio climático, no se dediquen después a fomentar la construcción de grandes autopistas o de líneas AVE, que suponen un derroche energético inasumible en el oscuro contexto del calentamiento global. O para aquellas otras que, haciendo grandilocuentes discursos sobre la necesidad de conservar nuestros espacios naturales, no dejen después hacer y deshacer a su antojo a los especuladores urbanísticos, voraces devoradores del paisaje y la Naturaleza. O para las que…
Bueno, estoy pensando que igual ha sido mucho prometer, que uno ya comienza a estar mayor y, tal vez, no tuviera el potencial sexual suficiente para tanta orgía. Así que lo mejor que puedo hacer es matizar lo dicho. Sí, las agraciadas para recibir ese inmenso placer de diosas que, según afamadas sexólogas, supone esa práctica sexual, deberán ser decididas mediante sorteo a razón de una a la semana. Aunque bien pensado, y teniendo en cuenta la experiencia comparada existente en esto de las promesas políticas, igual me quedo con todas las papeletas sin “vender”, que, en política –ya se sabe-, una cosa es predicar y otra dar trigo, y en este corral hay muchos gallos y gallinas que se dedican a cacarear y cacarear para después no poner huevo. En fin, que me temo que, una vez más, me quedaré “con la miel en los labios” pues, como ya he dicho al principio, ni la misma Tania Derveaux está dispuesta a cumplir sus promesas “electorales”.
Pero bueno, yo, como la idea me ha resultado sugerente, tomo ejemplo y, en mi papel de ciudadano desencantado de la política, aunque no deje de participar en ella cada vez que tengo oportunidad, he decidido prometer hacer un cunnilinguo a aquellas políticas que, tras la ya muy próxima cita electoral, cumplan con sus promesas –lo lamento, chicos, no es que os discrimine, pero que la va a hacer uno si es heterosexual. Sí, cunniliguo garantizado para todas aquellas que, tras empeñar su palabra, por ejemplo, en ejercer prioritariamente cuantas acciones sean precisas para tratar de atajar ese potencial Armagedón que es el cambio climático, no se dediquen después a fomentar la construcción de grandes autopistas o de líneas AVE, que suponen un derroche energético inasumible en el oscuro contexto del calentamiento global. O para aquellas otras que, haciendo grandilocuentes discursos sobre la necesidad de conservar nuestros espacios naturales, no dejen después hacer y deshacer a su antojo a los especuladores urbanísticos, voraces devoradores del paisaje y la Naturaleza. O para las que…
Bueno, estoy pensando que igual ha sido mucho prometer, que uno ya comienza a estar mayor y, tal vez, no tuviera el potencial sexual suficiente para tanta orgía. Así que lo mejor que puedo hacer es matizar lo dicho. Sí, las agraciadas para recibir ese inmenso placer de diosas que, según afamadas sexólogas, supone esa práctica sexual, deberán ser decididas mediante sorteo a razón de una a la semana. Aunque bien pensado, y teniendo en cuenta la experiencia comparada existente en esto de las promesas políticas, igual me quedo con todas las papeletas sin “vender”, que, en política –ya se sabe-, una cosa es predicar y otra dar trigo, y en este corral hay muchos gallos y gallinas que se dedican a cacarear y cacarear para después no poner huevo. En fin, que me temo que, una vez más, me quedaré “con la miel en los labios” pues, como ya he dicho al principio, ni la misma Tania Derveaux está dispuesta a cumplir sus promesas “electorales”.
Puedo prometer y prometo, que yo nunca me meteré en política para no defraudarme...
ResponderEliminarUn beso.
Ejem, ejem... Rafa... mmm tu y yo hemos kedado el miercoles para comer verdad???... creo ke se me paso preguntarte k piensas comer... jajajjajajaj
ResponderEliminarMe las puesto a web
Jó, y yo que me estaba pensando lo de meterme ...en la política ... según iba leyendo, para que acabes con lo de ... los incumplimientos.
ResponderEliminarBá, palabras, todo palabras.
Buen fin de semana. PAQUITA
Yo sobre esto no haré ningún comentario..., tengo la boca ocupada...
ResponderEliminarel viento, lo malo es que no es preciso meterse en ella, para que te defraude, pero quizá si meterse para recibir alguna satisfacción. En fin, es complicado.
ResponderEliminarMar, estaba seguro de que dirías algo por el estilo, joía. Ya elegiremos el menú, jajajajaja.
Je, je, Paquita, eso es lo que yo esperaba, que muchas chicas decidiesen algo parecido. Y QUÉ CUMPLIESEN SUS PROMESAS.
Kai... ¿dando un discurso?, je, je...
Besos y abrazos
No, comiendo altramuces...Je, je, je...
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