(Retorciendo a Benedetti)
Mientras que él buscaba en sus delirios, un umbral dónde poder compartir momentos comunes, ella acudía a la consulta de un psiquiatra, para tratar de sumirse de nuevo en la cordura.
Mientras que él buscaba en sus delirios, un umbral dónde poder compartir momentos comunes, ella acudía a la consulta de un psiquiatra, para tratar de sumirse de nuevo en la cordura.
Ella la más cerebral y el...
ResponderEliminarElla termina pr enamorarse del psiquiatra y el se queda desamparado por los portales...
Tu Mar
Pero ella estaba loca por él,(él era el Psiquiatra), estaban juntos y no se reconocían, muy común, y para volverse locos.
ResponderEliminarEste ha sido mi momento de locura del día, jeje.
LA PSIQUIATRA (ESCENA 1ª)
ResponderEliminarDesde que la locura la había abandonado, su "cuerdo" proceder la iba separando cada vez más de la vida; hasta llegar a transformarse en la "sensata" persona que nunca quiso ser.
LA PSIQUIATRA (ESCENA 2ª)
ResponderEliminarSiempre que acudía a su consulta, ella perdía la "cordura" que le caracterizaba; aquella que desde su condición de psiquiatra, pretendía comunicarle a él.
LA PSIQUIATRA (ESCENA 3ª)
ResponderEliminarConvencida de que ya no le era posible vivir sin su loco captor, terminó por desarrollar el síndrome de Estocolmo
Definitivamente, los locos están encerrados en los despachos, los que dialogan con las golondrinas son los cuerdos. ¡Y quedan tan pocos...! Se nos han olvidado las fórmulas que nos disuadían de acudir a los psiquiatras. No hay en el mundo fármaco ni terapia que pueda sustituir a un buen revolcón. ¿o no?. Pues eso, que si el cambio climático nos pilla de repente, por favor, que el calentamiento del planeta se concentre en nuestros instintos menos cuerdos.
ResponderEliminarAlmejas a la marinera y vino de Rueda.
Pues sí, sí que lo hemos retorcido. Y han salido varias historias. Contrapuestas, complementarias, imposibles, inesperadas... Como la vida misma.
ResponderEliminarY sí, creo que la terapia del revolcón es la mejor de las mejores.
Abrazos.
A folla, a folla kue er mundo se v´acaba!!
ResponderEliminarMar
y si no se acaba pues también, qué cojones, que mientras se acaba y no se acaba nos vamos haciendo mayores, viejos y pellejos, y ya sabeis que hay ciertos pellejos que con la edad y sin viagra no siven paná. Asi que, no perdamos el tiempo escribiendo y a practicar, coñiiiiiiio, aunque sea con la estatua de marmol esa que nos a puesto el Rafa aquí, abajo a la derecha, tan prieta y tan dura ella, mírala, si parece que no a roto un plato la joía.
ResponderEliminarEso, eso, Kai, ya sólo falta el rock and roll. La pobre Venus, al parecer, quedó así después de folgar largamente con Marte. Él se negó a salir en la foto, que Ella, a pesar de los "rotos", fue la que ganó con creces tan ardiente "batalla". Y es que donde se ponga la diosa del amor, que se quite el dios de la guerra ¿no? Y es que Ella sabe como llevárselo a su terreno.
ResponderEliminarAbrazos.
Por cierto, es impresionante como el artista dota de vida y de calidez a un simple trozo de marmol, tan frío, tan asociado habitualmente con lo muerto. Parece que estuviese respirando y casi puede olerse el aroma de su piel. Sin duda una gran obra de arte.
ResponderEliminarAbrazos.
Ella estaba ahí, en la piedra, el artista no hizo mas que dedicarse a quitar lo que sobraba.
ResponderEliminar"Un día, el papa Julio II miraba a Miguel Ángel, uno de los más grandes escultores de todos los tiempos, atormentándose por tallar rápidamente un bloque del mármol.
ResponderEliminarÉl le preguntó: "Pero, ¿porqué esculpe tan fuertemente?"
Miguel Ángel le contestó: "¿Acaso no ve que hay un ángel cautivo en ese trozo de mármol? Lo que hago es tratar de liberarlo". "
Mar
Bendito delirio, bendita locura. Si la cordura es eso ¡que la den! PAQUITA
ResponderEliminarEn los ojos de la estatua
ResponderEliminarun destello de locura
cada noche la delata
¡cobra vida la impostura!
Creo, sí, que, realmente, sólo viven los locos.
Besos y delirios.
la psiquiatra acudía a una psiquiatra que a su vez acudía a otro colega que se curaba con una colega que tenía que ir a una psicóloga que era aficionaba a una psicoanalista que, cansada de colegas, se desfogaba con la protagonista de tu relato...
ResponderEliminar¿no te animas con otro para el concurso?
Ufff....
ResponderEliminarVerás, Larrey, encantada de saludarte, ya pasé por tu blog y me gusta mucho, cierto; Te decía que si me pongo a hacer un relato o un poema o algo, seguro no me saldrá nada, yo, he comenzado a expresarme de esta forma-informal y libre en esta "terapia poética" del amigo Rafa; y no me propongo nada, me dejo llevar por las olas que encuentro cuando visito esta "isla exclusiva".
Te doy libertad para que traslades, si te apetece, las expresiones que te gusten, si es que hay alguna, mías en este blog; si a Rafa le parece bien, porque es su blog.
Un abrazo
Venga, Milena, lanzate y envía un relatillo, sinvergüenza... No, no! he querido decir sin vergüenza, je, je.
ResponderEliminarUn beso.
Ps. Esto se lo decía siempre mi padre a los amigos que venían de vez en cuando a comer a casa.
tac tac tac toy aquíii
ResponderEliminarbuenas noches
Ufffff Rafa !!!
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