Hoy me siento enfermo, más enfermo de lo que últimamente es habitual. Ayer me lancé una vez más a corazón abierto contra el muro de espinos que me rodea sin efugio, intentando arañarle una leve rendija que permitiese entrar un poco de aire. Pero lo único que logré fue salpicarlo todo de sangre. Y, tras el golpe, noté que algo importante, casi vital, se me había roto en lo más adentro. No fue nada físico, pero un trozo de alma se me cayó por los suelos con estrepitoso silencio, dejando al descubierto un enorme no se qué amargo y macilento en mitad de mi costado. Después, con el paso de las horas, pareció que de la herida abierta iba dejando poco a poco de manar con tanta fuerza la esperanza. Pero al llegar la noche, se me comenzó a escapar otra vez a borbotones. No he podido pegar ojo y no me han dejado de doler por un solo instante la cabeza, el pasado y el estómago. A las seis de la mañana, cuando me avisó el despertador de que me debía poner en marcha, me metí en la ducha para tratar de inferir un poco de calor al desaliento, y así desentumecer mi corazón cansado lo suficiente como para poder enfrentarme al día. Pero sólo he sentido frío. Luego, unas nauseas terribles me han retorcido de angustia haciéndome vomitar densos regueros de vacío. Pero casi todo se me ha quedado dentro. Y tampoco he logrado expulsar la bilis inmunda que inunda mis sentidos. Y no he tenido fuerzas para erguirme en el abismo. Ahora estoy en casa, sólo, más sólo que nunca, tratando de taponar con el olvido los desgarros de mis entrañas, para mañana poder de nuevo arrastrarme por el fango buscando el camino que he perdido. Pero en esta cárcel que encierra la arritmia palpitante de los pedazos de mi alma requebrada, sigo sin vislumbrar una estrella que me muestre donde queda la salida. Todo está negro; y el dolor inenarrable de lo oscuro hace que sangren mis dedos.
Es curioso...
ResponderEliminarHay veces que coincidimos. Estamos los dos dando golpes al mismo muro; sólo que cada uno en una cara; quizá hasta golpeemos la misma zona...tan próxima y tan lejana....
Siempre hay muros... los peores son los impuestos por el destino...
ResponderEliminarMar
El hombre siempre se ha empeñado en levantar muros sin importar el sitio, las más de las veces tomando en vano los nombres de la prosperidad y el progreso. Y han sepultado la orilla de muchas playas con inmensos muros de piedra y hormigón. Pero el hombre y sus obras son efímeros, y, el mar, eterno, antes o después terminará por derribarlos.
ResponderEliminarAbrazos
Ps. ¿Quién está dando esos golpes que escucho al otro lado del muro?
Yo ya no tengo fuerzas para dar golpes a mi muro...
ResponderEliminarP.D: ... es el tuyo el k oyes??
Mar
Con tu/mi puedo y con tu/mi quiero
ResponderEliminarTiraremos el muro....compañero
A patadas, con suspiros,
ResponderEliminarcon las uñas, con los dientes
derribaremos unidos
tanto muro redoliente.
Abrazos.
Ps. No, Mar, no es mi muro. Mi muro es sordomudo, ciego, insensible. Aunque no dejen de dolerle mis golpes.
Oño! pide unas vacas al incerso y me voy contigo de valde... Ademas puedes poner un puesto de la ONCE y to...
ResponderEliminarTe voy a poner un relato a ver si es tan insensible ese muro ;)
(...)sigo sin vislumbrar una estrella que me muestre donde queda la salida.
ResponderEliminarAunque ya está muy dicho, allá va: la salida está dentro de ti, todo está dentro de ti, tu felicidad y tu infelicidad.
Si no te gusta como te ves, cambia.
Nunca cambiarás al otro, nunca.
Por los siglos de los siglos, amén.
Abrazos para todos los dolientes/sufrientes porque un día estuve junto a ellos. PAQUITA
Quizá os extrañe que diga que me gustan los muros, sí, los muros, esas fronteras, límites, paredes infranqueables que muchas veces se interponen entre las personas o que aparecen en la vida de alguien.
ResponderEliminarPero a mí, insisto, me gustan. Me gusta, cuando en el despejado camino por el que avanzo se interpone , de repente, un muro. La pared se convierte en un misterio, ¿qué hay detrás? ¿qué me deparará el otro lado ? ¿será la continuación de la trayectoria similar a la traída? ¿se abrirá, de pronto, un nuevo abismo? ¿qué música tendrán las voces que “leo”? ¿qué color, la retina de los ojos que miro sin ver? ¿qué tacto las yemas de esos dedos que rozo sin tocar?
Siento latidos de vida al otro lado, me acerco con tranquila inquietud tocando su rugosa pared, hay orificios, pequeñas oquedades, grietas y hasta cicatrices que lo conforman, alguna florecilla “lila” brotando entre las piedras, sé que hay vida, mucha vida al otro lado y decido asomarme y explorarla, mezclarme con ella....al fín y al cabo, me advierto,¡ sólo me separa UNA INFRANQUEABLE PARED !