Tu n’as que moi
pour contenir tes craintes!
Paul Valéry
A veces pensamos que gritamos, pero sólo es silencio. Sin aire, sin un eco al menos, la música ancestral que emana de las cuerdas del dolor requebrado, no es más que una vaga fantasía de alas rozando en el pecho sin haber nacido.
Pero... ¡Grita!, ¡grita!, muda sin lengua. Aunque el muro devore en sus fauces el rumor de las olas y el salitre. Aunque sólo ya te haga compañía tu tránsito de violines sin alegro, tesitura ni preludio. Aunque yo no te pueda ni mirar desde el fondo de mis labios cosidos. Aunque el tímpano se vuelva arena, partitura sin compás ni pentagrama, dolor… dolor de arena…
¡Grita!
(Por mí… que no quede).
Yo también he gritado
ResponderEliminarcon "los labios cosidos"
con un grito sin sonido
y tengo
aún dentro
un mar desbordante
de intenso oleaje
que brama con estrépito
inundándome el alma
"Labios cosidos", un abrazo, de mar a mar bramando. Espero que encuentres algún resto del naufragio flotando (mejor si está vivo) para, asido/a él, alcanzar la costa. Rafa.
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