Por gaoneras el mantón
no es ni antigua ni moderna,
que es ella la magia eterna
de la prima y el bordón.
De la cola hasta el tacón
se rompe y desencuaderna.
Ni los brazos ni las piernas;
allí baila el corazón.
Pecado como el jamón
en un viernes de cuaresma,
sabe a vino de tabernas,
borrachera, colocón,
petenera, revolcón…
Señores: ¡Carmen Ledesma!
Agustín Casado
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