Ser o no ser un adoquín, he aquí la cuestión. ¿Que es más elevado para la insultante fortuna, hundirse en el piélago del nacionalismo español, o tomar entre las manos a un perrito que aún huele a la leche que mamó...? Joé, ya me liao. Yo es que no soy mucho de monólogos, ¿vale?
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