Y enhorabuena por la absolución. Pero ahora, para hacer verdadera justicia, justicia completa para todos los implicados, lo suyo sería procesar al juez que admitió a trámite la esperpéntica denuncia, a los mamarrachos de los denunciantes —cuya asociación debería ser ilegalizada por utilizar de manera continuada las instancias judiciales con fines espurios de carácter nacionalcatolicista— y a todos y cada uno los mastuerzos que hayan tenido algo que ver con todo lo que ha llevado a la dilatación de este proceso hasta los 5 años. ¡5 años! "Tengas pleito y lo ganes", reza una antigua maldición. Porque pese a la absolución, la Asociación fascista de endemoniados cristianos ha sido la que realmente ha ganado en todo este asunto. 5 años infundiendo miedo mediante el uso espurio de un poder judicial adulterado y entregado a los malditos inquisidores que están devolviendo al pasado -no, no digo a la dictadura, digo a las cavernas- a este país de todos los demonios. Por no hablar de los que tipificaron en nuestro código penal como delito la ofensa contra los sentimientos religiosos, y los que, pudiendo haber derogado semejante despropósito, no han movido ni uno solo de sus sucios dedos para hacerlo ¡Que no estamos en la Edad Media, señores!
sábado, 12 de octubre de 2019
¡Vivan los coños insumisos!
Y enhorabuena por la absolución. Pero ahora, para hacer verdadera justicia, justicia completa para todos los implicados, lo suyo sería procesar al juez que admitió a trámite la esperpéntica denuncia, a los mamarrachos de los denunciantes —cuya asociación debería ser ilegalizada por utilizar de manera continuada las instancias judiciales con fines espurios de carácter nacionalcatolicista— y a todos y cada uno los mastuerzos que hayan tenido algo que ver con todo lo que ha llevado a la dilatación de este proceso hasta los 5 años. ¡5 años! "Tengas pleito y lo ganes", reza una antigua maldición. Porque pese a la absolución, la Asociación fascista de endemoniados cristianos ha sido la que realmente ha ganado en todo este asunto. 5 años infundiendo miedo mediante el uso espurio de un poder judicial adulterado y entregado a los malditos inquisidores que están devolviendo al pasado -no, no digo a la dictadura, digo a las cavernas- a este país de todos los demonios. Por no hablar de los que tipificaron en nuestro código penal como delito la ofensa contra los sentimientos religiosos, y los que, pudiendo haber derogado semejante despropósito, no han movido ni uno solo de sus sucios dedos para hacerlo ¡Que no estamos en la Edad Media, señores!
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