martes, 24 de septiembre de 2019
El antojo
Las mandarinas nos costaron una pasta.
Pero era lo que había y no quisimos
correr riesgos, no es buena
idea andar jugando con antojos.
En cualquier caso, fuimos al departamento
de quejas y quejíos
con la sana intención de dar la coña
cumplimentando una hoja de reclamaciones.
Nos la facilitaron al instante.
Tres semanas después nos respondieron.
"Estimados clientes,
partamos de la base de que al cliente
le asiste la razón en todo instante.
No obstante, en este caso
nos gustaría que tomasen
en consideración lo que ahora sigue.
Las mandarinas cuyo precio
cuestionaron, llegaron
de muy lejos —Sudáfrica.
Y nunca llegarán a imaginar hasta que punto
la subida del crudo ha encarecido
los costes de transporte
de la jugosa fruta desde el sur
del continente negro hasta su mesa.
Y eso que no se gravan
muchos de los impactos ambientales
asociados al viaje de los cítricos.
También hay que tener
en cuenta los salarios
—aun siendo miserables—
de los trabajadores —casi esclavos—
que pelaron la fruta y la envasaron.
Y, hablando de envasado,
¿no pensaran ustedes
que el plástico que suple
la cáscara del cítrico
no tiene coste alguno?
A todo lo anterior
habría que sumar los beneficios
de la empresa —no en vano
el dueño es poseedor
de una de las mayores
fortunas del planeta;
entre las 100 personas
más ricas de este mundo según Forbes—,
los costes salariales
e impuestos —informarles
que con diversas técnicas
de ingeniería financiera
centradas en sacar provecho
de los muchos vacíos
legales del sistema tributario
de nuestra gran nación,
logramos reducir, año tras año,
lo que supone este capítulo
en el conjunto de los gastos de la empresa,
algo que repercute
de forma positiva para el cliente
gracias a las ofertas 3 x 2 y días sin IVA
que nos caracterizan
por ser más ventajosas
que aquellas que programan
nuestros competidores.
Ya para terminar
informarles acerca
de nuestras donaciones destinadas
a mejorar el medio ambiente,
así como a la lucha
contra el cambio climático.
Sin más, sólo nos queda
agradecerles la confianza
que a diario depositan
en nuestra gran cadena
de hipermercados y supermercados".
Pa' mear y no echar gota.
Post scriptum: nuestra hija
Deméter ha nacido
con una mancha roja
en la nalga derecha
con forma de botella
de plástico de un par
de litros de un famoso
refresco made in USA
hecho a base de cola.
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