lunes, 26 de agosto de 2019

Sevilla a través de sus azulejos (3) . El Real Betis Balompié. (Carlos Parejo)


El Real Betis Balompié. Los forofos del Real Betis exclaman “Yo me debo a mi escudo, a sus trece barras”. Pero oiga, ¿A cuál de los muchos escudos se refiere usted, de los que ha tenido el Betis según la coyuntura política (1)?

Cuando nació como club (año 1914) tenía entremezcladas las siglas de Betis-una B- y el la ciudad de Sevilla-una S-. Luego se hizo con una corona gracias al otorgamiento de este privilegio por el rey Alfonso XIII (año 1921). Y el advenimiento de la Segunda República (año 1931) hizo que sus dirigentes republicanos le quitaran la corona y encargaran un nuevo escudo, el de las trece barras. Pero una vez finaliza la Guerra Civil, el Betis recupera su corona real, faltaría más dirían los monárquicos convencidos. Pero ni las trece barras ni el anagrama central desaparecerán. Así pues, hay una larga colección de escudos oficiales.

Hacia mediados del siglo veinte, el Real Betis atravesaba una crisis de resultados y navegaba por los oscuros y turbios campos de la segunda y tercera división de la liga española de fútbol. ¿Desaparecerá como club? se preguntaban entonces muchos aficionados. Uno de ellos rescata un grito de ánimo –expresión estoica de fidelidad a este equipo de fútbol- que se volverá mítico: “¡Viva el Betis manquepierda”. En sus azulejos representativos, un aficionado bético aparece con los distintivos de su andaluz sombrero de ala ancha y la indumentaria del uniforme oficial, sosteniendo el escudo bético en una de sus manos.

Más tardío, y a imitación de los azulejos de tantas profesiones, es el azulejo doméstico en que reza “aquí vive un bético”, como si esta cualidad dotara al inquilino de ese hogar de una señas añadidas a su identidad o a su personalidad, producto de esa fuerza misteriosa que mueve al aficionado a su equipo de fútbol para seguir viviendo esperanzadamente cuando no acompañan los resultados. Hay también numerosos azulejos colocados en las fachadas de los edificios que sirven de “casas en común” de las alrededor de 70 peñas de los aficionados béticos existentes en Sevilla ciudad (año 2019), que surgieron como tales desde hace nada menos que un siglo (año 1927).

En las primeras décadas (hasta años sesenta) era habitual que las peñas béticas de los barrios de que tuvieran un azulejo con un elemento patrimonial (un puente, una torre, etc.) del barrio peñista en cuestión, que era como su símbolo identificativo.

En los barrios más humildes de la periferia urbana resulta normal que los locales de las peñas béticas sustituyan, por razones obvias de pobreza patrimonial, este elemento de la arquitectura barrial por símbolos representativos y famosos del conjunto de Sevilla ciudad como la Girada o la Torre del Oro.

En los últimos tiempos hay otros elementos que sirven de aglutinantes de las nuevas peñas bética (bautizándolas con el nombre de alguna una figura histórica de su larga nómina de jugadores y entrenadores). E incluso, con el fenómeno de la globalización, se ha fundado la peña internacional “Béticos sin fronteras”.

El auge del marketing - durante la celebración del centenario del club- ha contribuido a la creación de su propia “mascota” oficial: la de “Palmerín” (año 2007), el héroe centenario que vive –junto al Estadio y el equipo- al final de la Avenida de la Palmera.

(1): Domínguez Arjona, Julio. La evolución del escudo del Betis. Blog la Sevilla que no vemos. galeon.com. 15 de noviembre de 2005.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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