—Camarero, hay un fascista en mi sopa.
—Oh, no sabe cuánto lo lamento, señora. Se la cambio de inmediato. Y, si así lo desea, le puedo proporcionar una hoja de reclamaciones para que haga constar su queja al respecto.
—¿Sería de utilidad?
—Pues, siéndole sincero, he de decirle que lo dudo.
—Pues tráigame mejor un cóctel.
—¿Molotov?
—Si es tan amable.
(Cómo le gusta la gasolina...)
Los del PP no los nombran como tales sino como partidos afines: ¿En qué, digo yo?
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