Para Pablo Rivera y Albert Casado —que diría el chamán Cortés— el hecho de que Sánchez salude a Junqueras es un pecado contra la democracia de tal calibre, que merecería, por penitencia, una prolongada y salvaje sodomización a diario, al menos hasta la finalición de la recién iniciada legislatura. Por el contrario, ya que no dicen ni esta boca es mía al respecto, que Moreno Bonilla y Marín gobiernen en Andalucía gracias al apoyo de los fascistas racistas, misóginos y homófobos de la derecha de extrema necedad, cuyos mejores argumentos parecen consistir en patear bancadas y el exabrupto sin medida, debe antojárseles la más excelsa de las virtudes teologales. Yo les ofrezco mi porra. Pa' que coman.
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