Tras seis meses y 4736 euros invertidos en el asunto, la editorial comercializadora de la colección de cromos de aquella más que infausta liga para los intereses del Barça, canceló su venta sin que hubiese conseguido hacerse con el de Leo Messi. Presa de una depresión tan grande que ni la del 29, hizo añicos el carné del club 'culé' y, unos meses después, emigró a un pueblecito de Laponia donde hoy es la estrella y presidenta del equipo local de curling.
Messi está triste como las rabietas de mi hermano pequeño en su infancia, cuando no lo ganaba todo. ¿Y los demás? Que se zurzan...
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