lunes, 22 de abril de 2019

La Sevilla olvidada (12) (Carlos Parejo)


El Ayuntamiento, hacia mediados del siglo veinte, permitió que se urbanizaran las antiguas huertas de la Barzola -al noroeste, en los alrededores del Hospital de las Cinco Llagas- como barriada para que los empleados municipales más modestos tuviéramos nuestros en torno a medio millar de pisos de dos dormitorios, repartidos en bloques con diferentes alturas con unos castilletes característicos, hoy muy deteriorados.

Parece que el tiempo se ha parado hace medio siglo viéndolos hoy día. Todos los pisos se pintaron con un color amarillo intenso que los individualiza en este sector. En el centro de la barriada se puso un mercado de abastos y unos locales comerciales hoy casi vacíos; Y en una explanada cercana, donde antes había grandes eucaliptos y hubo cine de verano y cacharritos como tiovivos para los niños, se construyó un modesto y sediento parquecito de barrio. Éste tiene pozo propio, pero casi solo se usa para extracciones ilegales, y su arbolado e instalaciones tienen problemas de abandono e insuficiente mantenimiento por la plaga del vandalismo urbano, hoy tan de moda.

Con todo, lo que más nos preocupa a más de un centenar de inquilinos de la Barzola es el acceso a la propiedad de nuestros pisos. A Lo que les ha ido mejor en la vida ya se han comprado sus pisos a tocateja, pero en los mismos bloques quedamos otras familias mayores y pobretonas a las que el Ayuntamiento nos cobraba un alquiler antiguo de 220 pesetas al mes, que luego se ha convertido en euros y ha ido creciendo y no damos para pagar más.

De modo que no llega nunca este acceso diferido a propiedad. El ayuntamiento lo ha aprobado en diversos plenos, pero un juez ha determinado que debemos pagar aún un precio de compra al consistorio. Éste nos reclama además que pasemos la Inspección Técnica de Edificios, lo que nos valdría un dineral que no tenemos. Y es que muchos pisos son tan viejos (cincuenta y más años) que se han ido estropeando por sus muchas humedades y otros desperfectos estructurales. Así pues, aquí vivimos gente muy humilde atrapada en un limbo jurídico inmobiliario que parece eterno.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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