Ciertamente, el asunto este de finalizar las campañas electorales con una jornada mal llamada de reflexión debería sonarnos a choteo. Y de los gordos. Porque ¿qué reflexión cabe hacerse cuando los poderes fácticos y sus secuaces de la poltrona y la sinecura llevan siglos poniendo todos los medios a su alcance para que no desarrollemos la capacidad de reflexionar? Moriremos ebrios de colesterol.
(España es una gran fábrica de embutidos, y sus chorizos son muy ibéricos y mucho ibéricos.)
Entre cerveza y jamón se reflexiona un mogollón
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