domingo, 24 de marzo de 2019
Otro gol por la escuadra
Fui deportista de élite,
ya lo saben y saben
lo que eso significa:
mi corazón sentía
latir en sus adentros
con la fuerza un potro
desbocado, de un tren
sin freno, los colores
del club de mis amores,
justo hasta el mismo instante
en que un mejor postor
acudía a ofrecerme
fichar por un equipo
con, amén de más nombre,
mejores condiciones
de índole salarial
para sus mercenarios.
Pero eso, amigos míos,
ya pasó: yo era joven;
aquellos, otros tiempos;
y aquel, otro sector.
El mundo del deporte
espectáculo es, tal
como ustedes ya saben,
así de falso. Nada
que ver con esta súbita
vocación que hoy me asalta
y me ha llevado a ser
fichaje estrella de este
gran proyecto político
cuyos colores mueven
y siempre moverán
mi corazón. O, al menos,
hasta el día en que vuelva
a presidir el club
de mis amores u otro
donde obtenga mayores
beneficios. Por cierto,
no quiero despedirme
sin anunciar que he sido
reclamado hace poco,
por una gran empresa
del sector del tejido,
para hacerle de icono
publicitario a objeto
de dar a conocer
su gama de chaquetas
reversibles. Espero
que sea compatible
—algo se hará, me han dicho—
con mi más que inminente
condición de ministro
de Pan, Circo y Deporte.
Nada más; no se admiten
preguntas. Buenas tardes.
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