Kintsugi
Para que nazca el eco
es preciso el estruendo dolorido del grito.
El eco es el poema, un sentimiento póstumo,
lleno de cicatrices, que se aferra la vida
y deviene del golpe seminal del espanto
quebrándose y haciéndose
añicos contra el útero sin voz de la caverna.
El grito, la emoción
de un animal afásico que siente que se muere.
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