miércoles, 6 de febrero de 2019
Carta
Detestados políticos
que servís a las mafias
del totalitarismo financiero
y a su corte imperial en Gringolandia:
Al pueblo hace ya tiempo se la pelan
vuestros muchos desmanes
y le importan un higo
los derechos humanos
—ya sabéis: cada pueblo
tiene los gobernantes que merece,
y a los pueblos de hoy día
los habéis terminado
mudando en una suerte de bastardos
egoístas e indolentes sin escrúpulos.
De manera que un poco
de decoro, señores,
y menos insultar la inteligencia
de los que aún pretenden
de cuando en cuando usarla a duras penas:
basta ya de afirmar
de una vez para siempre —sois patéticos—
que vuestros actos bélicos
o vuestro apoyo cómplice
a quienes los perpetran
se encuentran motivados por razones
de tipo humanitario o democrático
—da náuseas escucharos—
y decid la verdad, esa verdad
que nosotros, coautores
por omisión cobarde,
de sobra conocemos.
Que os mueve únicamente la codicia
y os importan bien poco
democracia y derechos
humanos —derramáis
sangre inocente a cambio
de lograr el control de los recursos
—coltán, oro, diamantes o petróleo—
de los empobrecidos,
los nadies, los que cuestan
aún menos que la bala que los mata.
La política profesional carece de auténticos ideales para con el pueblo
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