Descanse en paz. Tras tantos y tan denodados y generosos esfuerzos, que han tenido en vilo a medio mundo, no pudo ser. Como tampoco podrá ser con tantos otros niños que, olvidados de todos y huyendo de la guerra y la miseria, perecerán hoy mismo y mañana y el año próximo y siempre en la inmensa fosa común, el ignominioso pozo del Mediterráneo, porque unos grandísimos hijos de puta, asesinos de cuello blanco y mullida poltrona, tras arrebatarles el pan y llenarles las carnes de metralla sin descanso, impiden a las organizaciones humanitarias acudir en su rescate. Descansen en paz. Y puedan perdonar nuestra indolencia.
En los migrantes no se gastan 600.00 euros por rescate de cada niño
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