viernes, 28 de diciembre de 2018

El gran salto


"Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad." Estas fueron, más o menos, las primeras palabras que pronunció Neil Armstrong tras pisar la superficie lunar. ¿Un gran salto? La NASA destinó, sin incluir el gasto en infraestructuras, 23.600 millones de dólares a la exploración de nuestro satélite en el periodo comprendido entre los años 1959 y 1973. Una cantidad que hoy equivaldría a algo más de 100.000 millones de euros. Pero ni la misión Apolo XI ni las subsiguientes nos trajeron la cura para el cáncer o los fanatismos, pruebas fehacientes acerca de la existencia de Dios uno y trino, o la sensatez suficiente para comprender que un gran salto, el más grande, urgente y necesario salto para la humanidad no sería otro que aquel que nos llevase a acabar con las guerras, las desigualdades, el hambre y la destrucción a todo gas -nunca mejor dicho- de este generoso e insignificante planeta que nos acoge. La carrera espacial, más que suponer un avance trascendental para el hombre, fue en realidad uno de los métodos de propaganda utilizados por los dos grandes bloques de poder mundial durante la guerra fría. No quiere esto decir que la llegada del hombre a la Luna, como culminación del proceso que la propició, deba ser considerada un hecho baladí y sin trascendencia tecnológica y científica, pero de ahí a lo del gran salto median un buen número de años luz. Y si no somos capaces de verlo, es que, Houston, tenemos un problema.
(Desmitificaciones.)

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