sábado, 22 de diciembre de 2018

Cuento de caballerías


—No son gigantes, mi señor, sino molinos.
—Oh, mi fiel escudero, compruebo con desazón que no estáis muy puesto en cuestiones de retórica. Tomad, tomad este monóculo de desentrañar metáforas y...
—Pero el monóculo aún no ha sido inventado, mi señor.
—¡Poneos el jodido monóculo de una puñetera vez, cojones!
—Vale, vale, ya que tanto insiste vuesa merced, me lo pongo.
—¿Y ahora qué veis?
—Molinos.
—¿Lo cuálo?
—Molinos.
—...

(El silencio, como tan impúdica como clamorosa respuesta, se podía cortar con una motosierra de gran caballaje.)

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