lunes, 29 de octubre de 2018

Paisajes huelváticos (19). La Peña de Alájar. Parte Segunda. (Carlos Parejo)


La antigua residencia de Arias Montano fue retratada de esta guisa: “(…) Al llegar, a unos cincuenta pies a mano derecha, una hermosísima fuente sale de una gran cueva dividida en dos pilas redondas, al modo del agua que bulle de una caldera, allí donde vivió el sabio eremita…” Y el escritor Eduardo Tijeras en su libro Sorpresa de España. Año 1962 se lo imagina: “reflexionando en el medianil entre el paisaje tenebroso del antro sombrío y la belleza del cielo abierto de Alajar y su vega…”. Y es que la Peña de Alájar tiene una fuerza telúrica singular: “Allí, desde esa altura de la montaña, el hombre siente sobre sí el cielo en toda su extensión al propio tiempo que bajo sus pies percibe el magnetismo telúrico de lo insondable. Allí es continuo el rumor de las aguas en medio de una vegetación perenne… Es un lugar telúrico y mágico donde las fuerzas de la naturaleza parecen aliarse con las del espíritu humano… En ellas se sitúan buena parte de las leyendas que han convertido el pueblo en un enclave destacado de la llamada Ruta de la Andalucía Mágica”: MATEO PÉREZ, MANUEL. Leyendas mágicas en torno a la Peña de Arias Montano. El Diario. 12 de abril de 2006.

En este paisaje concurren, además, otros valores humanos, culturales y naturales. En primer término, es un lugar de importancia histórica, donde se conservan restos de culturas muy diversas desde la prehistoria a nuestros días: “culturas prerrománicas hallaron un magnetismo telúrico considerado mágico, y en el que culturas como la Celta, la Romana o la Árabe realizaban rituales de adoración a la naturaleza. Bajo la Peña se esconde un entramado de secretas grutas que estaban destinadas al culto de divinidades arcaicas. Una de ellas es el Palacio Oscuro, una gruta totalmente inexplorada repleta de murciélagos en la que se han encontrado restos de la Edad del Bronce. Otra de las cuevas es la de La Bañera de la Reina, que sirvió de refugio y hogar a los eremitas en torno al siglo VI. Recibe este nombre por la existencia de una gran pila bautismal de época paleocristiana. A destacar también La Sillita del Rey, una escalera tallada en la roca donde se realizaban sacrificios de origen celta y ritos bautismales mozárabes anteriores a la dominación musulmana.”

En segundo lugar, la Peña de Alajar acoge en su cima o parte alta a un espacio sacralizado: el de una ermita cuya la romería es la más famosa por su excelencia de la Sierra, que está dedicada a la Virgen de los Angeles. Este santuario mariano es citado ya por textos de los siglos 18 y 19: “Sobre una de estas sierras se levanta la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, muy visitada por sus devotos”. Lo describen así: “Coronando tan abrupto cerro se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles. El templo se presenta a los visitantes modesto y blanco y está rodeado por pinares que lo alfombran”. “El monumento fue levantado a partir de un pequeño templo medieval al que se han ido adosando sucesivas ampliaciones desde el siglo XVI hasta la actualidad. La imagen titular goza de una gran devoción en la comarca, de la que dan fe los cientos de exvotos ofrecidos en agradecimiento durante su romería.”. Citemos algunas curiosidades de dicho paisaje cimero son que: “Se entra por el Arco de los Novios sobre el que hay una leyenda popular que dice que la pareja que pase por debajo cogida de la mano se casará.“:OURBERNELL, CAROLINA. La Peña de Arias Montano. Diario el Mundo. Una Andalucía por descubrir. Una Andalucía por descubrir. 15 de octubre de 2009.

Un tercer y cuarto aspecto a considerar es que en el tallado por el agua de sus rocas travertínicas y calizas encontramos formas geológicas singulares y de gran belleza. Asimismo, la cima de la Peña de Alajar posee también una gran diversidad como hábitat natural. Estamos hablando de un paisaje del agua excepcional, con una vegetación muy rara y escasa en la Sierra, e incluso con amplias comunidades de murciélagos que habitan sus múltiples cuevas. Todo el entorno posee una frondosa y verde arboleda: “aquí el cielo quiere casarse con la tierra. En esta sucesión de montañas verdinegras están todos los verdores del verano: en castaños y encinas, y en alcornoques y naranjos y en los limoneros lejanamente entrevistos y casi imaginados y en toda la botánica gama arbórea y de matorral”: MARQUEZ REVIRIEGO, VICTOR. Miradas. 2004

Y es que en este paisaje se mezclan armoniosamente lo natural y lo rural: “una peña de piedra blanca brozada por el musgo, pinos de rugosos troncos y flores silvestres, de colores provocativos y olores duros y penetrantes…”. “La Fuente de la Peña es uno de los manantiales subterráneos más emblemáticos de Huelva. Y hay una Huerta Romana donde puedes encontrar especies de plantas procedentes de todas las partes del mundo. Y es que Benito Arias Montano era un estudioso de las plantas y de sus propiedades medicinales y curativas.”.

Asimismo, la Peña de Alájar es un lugar tranquilo de retiro para el urbanita contemporáneo: ”peña perdida y alejada de todos los caminos, de todos los rigores y de todas las noticias.”. A lo que hay que sumar su gran valor paisajístico. Desde su cima se contemplan soberbias panorámicas de sus contornos. A pesar de haber sido derruido en su mayor parte, la residencia de cuando lo habitó Benito Arias Montano. Hoy día se ha producido la inevitable transformación de la Peña de Alajar o de Arias Montano y su valorización como recurso turístico: “El Centro de Visitantes de la Peña Arias Montano se ubica en unas dependencias cercanas a la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. En él se da a conocer la figura del poeta, teólogo, filósofo y consejero de Felipe II…”

(¢) Carlos Parejo Delgado.

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