La luna alfanje brilla
con vocación creciente
de deponer su faz
de acero fino y anchas
tinieblas y mudarse
en escudo de azogue.
A su izquierda, la torre
Mapfre es sólo una anécdota
menguante de delirios
de efímera grandeza.
Se ha visto relegada
al rol de segundona
—apenas un fugaz
y mudo figurante
en la función teatral
de la gula urbanística—,
desde que, a la derecha,
el Aljarafe al frente,
de la línea quebrada
del cielo que ahora miro,
absorto, desde un borde
del puente del Cachorro,
se alzase como impúdico
dildo, la torre Pelli,
en un esfuerzo fatuo,
insensato e inútil
por alcanzar el tálamo
donde, desde hace cuántas
noches, yace serena
e incólume la luna.
(Puente del Cristo de la Expiración, Sevilla. 12 de septiembre de 2018, diez y cinco minutos de la noche.)
poema trianero de la postmodernidad con la torre Pelli y la luna de fondo
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