lunes, 10 de septiembre de 2018

Historias de la calle Alfarería (42): Verano profundo (III). Partida de dominó. (Carlos Parejo)


Termina el mes de agosto con quince días en que los termómetros apuntan a los cuarenta grados. Desde mediodía las calles echan fuego en forma de flama que nos sube desde los pies a la cabeza, como asfixiándonos el aliento. Han regado los veladores de la taberna del Carbonero y, para aprovechar la “fresquita” hasta que anochezca, dos parejas de jóvenes se sientan a jugar al dominó.

Las chicas son ”milenials”. Su espiritualidad la han grabado en el cuerpo en forma de tatuajes mágicos: Rosas místicas, diosas budistas, dibujos geométricos que atraen la buena suerte, frases propiciatorias, etc. Se han pintado los flotantes mechones de sus cabellos, cortados al cero por los lados, de intenso color azul, a juego con el esmalte de las uñas. Sus fosas nasales, la comisura de sus labios y los lóbulos de las orejas brillan como pequeñas estrellas al tener incrustados piercings plateados. Ellos son herederos de las generaciones “pop” y “hippie” de los sesenta y setenta. Su espiritualidad la han incorporado a su moda de vestir: Llevan melenas y barbas largas, gafas a lo John Lennon, camisetas alusivas a la paz y el amor libre. Babuchas marroquies y anchos pantalones a la turca, de mil rayas de colores ponen la nota de exotismo oriental a su aspecto.

En la mesa de al lado los contemplan tres generaciones de banqueros de la Plaza del Altozano. El más joven lleva el cuidado atuendo marinero- blanco y azul- que se puso de moda entre las familias elegantes durante el siglo pasado. El padre de éste va enchaquetado de azul oscuro, como todo “capillita” de verano. En el ojal luce un pin dorado de su “Virgen”, que ahora está de besamanos en el Barrio León. El abuelo lleva una cubana “beige” con el pantalón y las zapatillas que combinan los mismos tonos pardos. Sobresale su luenga, rizada y canosa barba. Le da el aspecto de un “Moisés” bíblico, estampa que le quedó grabada de esos libros de religión que estudiaba de memoria en su infancia.

Católicos practicantes conviven con hippies y alternativos y con raperas y fieles del hip-hop. Son las tres culturas en versión contemporánea de las que hablaba el rey Alfonso X El Sabio hace mil años, mientras ponía el escudo del no-madeja-do a su querida ciudad de Sevilla.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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