martes, 21 de agosto de 2018
Poema porno libertario
Supongo que jamás
llegaré a comulgar
con las ideas de aquellos
que profesan el dogma
-ya sean secesionistas,
ya unionistas centrípetos
como insaciable maelström-
de los nacionalismos.
Aunque siempre estaré
a favor de que todos
los pueblos de este mundo
tengan la facultad
de, acertando o errando,
decidir quienes quieren
que sean sus compañeros
de viaje hacia el futuro.
Que a nadie, sin embargo,
le extrañe si en mi pecho
luce en ciertos momentos
un gran lazo amarillo.
Porque este no es un símbolo,
al menos para mí,
que sea mostrado en pro
del indepentismo
catalán, es un símbolo
para la libertad
de los presos políticos
-los jóvenes de Altsasu, Oriol Junqueras,
anarquistas y, entre otros,
algún que otro rapero antimonárquico-
que hoy se hallan confinados por motivos
de conciencia en las cárceles
de la Una, Grande y Libre.
¿Que estoy equivocado?
Pudiera ser. No obstante,
estoy en mi derecho
de expresar libremente
todo aquello que pienso
con razón o por causa
de mis muchos errores.
Y si hay alguien tentado
de censurar mi gesto
tratando de arrancar
de mi pecho este lazo
amarillo, que avise
con el tiempo preciso
para que, para darle
con gran gusto más gusto,
me lo cuelgue del pene.
Oh, sí, así, con la lengua,
yes, my God, sigue, sigue.
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