jueves, 30 de agosto de 2018

Goma arábiga


(Poema digital)

En la era digital
ya no se pegan sellos
con la lengua, ni se usan
los dedos con afán
libidinoso y menos
para comer sardinas
-que están los caladeros,
de tan sobreexplotados,
con todos sus rincones
llenos de telarañas.
Eso sí, todavia
los seguimos usando,
igual que un berbiquí, para meterlos
en el ojo miope
de los otros, llegando
hasta el bulbo raquídeo
o el intestino grueso,
y viajar clic tras clic
sin dedos de los pies
ni cabeza a través
de regiones pobladas
de turbios hologramas
con alma de quimera,
o por la web oscura
-total, si estamos ciegos...
Y le siguen pegando,
como siempre, los hombres
sin conciencia a los hombres
sin nombre -esos que apenas
llegan a ser un número
en el conteo de víctimas
mortales y tullidos-,
clic tras clic, con un dedo
que dirige a distancia
-el mundo es un pañuelo
incapaz de enjugar
cuánta sangre, dolor,
cuánta pus, cuántas lágrimas-
y con la precisión
de un francotirador
con orejeras, pero
con mira telescópica,
los drones de la muerte.

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