De la democracia representativa
"Hia-hiaaaa hia-hiaaaa hia-hiaaaa"
-arguye un diputado
que se dice de centro
siendo de ultraderecha.
"Hia-hiaaaa hia-hiaaaa hia-hiaaaa"
-le responde vehemente
otro que se pretende
de izquierdas y no llega
ni a ser de centro. Y todo
entre pitos y palmas
del poco respetable
y menos respetuoso
conjunto de la Cámara,
como si la sesión
en pleno o comisión
-da igual- fuese una suerte
de festejo taurino
o de circo romano.
Y al final del debate
-por no decir de váter-
ambos con el pulgar
hacia abajo condenan
al pueblo que los vota
en lugar de botarlos;
ese pueblo que ya
ni alcanza a rebuznar
-"hia-hiaaaa hia-hiaaaa hia-hiaaaa"-
al modo de los asnos
o de los diputados.
Descansa de la tensión parlamentaria que estás de vacaciones
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