Crónica de una muerte programada
Purgan pulgas pulgar abajo
los perritos cerberos sin cabeza.
El populacho aplaude el gesto,
agradeciendo los mendrugos
de pan duro empapados
en la sangre fecunda
del seso disidente.
Tener criterio propio
se paga con la muerte o el destierro.
Inexorable el páramo
avanza en tanto mudan
la camisa y las botas las serpientes.
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