jueves, 10 de mayo de 2018

Adiós a un cantautor sevillano heterodoxo. Benito Moreno (1940-2018) (Carlos Parejo)


El final de su vida ha sido una vuelta a sus orígenes. Allí en la residencia de mayores que hicieron en la antigua Casa de los Artistas su espíritu libre no ha podido soportar la primera noche de su forzado cautiverio por ser excesivamente achacoso, frágil y viejo (78 años). Y escogió el instante ideal para irse de este mundo situándose a dos pasos de la iglesia de San Juan de la Palma donde lo bautizaron. Y a las 8 de la mañana, hora en la que suele pasar por allí la Esperanza Macarena para saludar a su querida “Amargura”.

Había estudiado desde muy joven la especialidad de Arte Dramático con el librero y amigo eterno José Manuel Padilla; Allí el filósofo Agustín García Calvo le contaminó con la lectura de Alberti, Machado, Hernández y otros poetas revolucionarios, en la enfermedad del “libre pensamiento”. Por las noches aprendía guitarra con el tocador del tablao “Los Guajiros”. Tenía otra inquietud artística. Emular a George Brassens como cantautor.

Una vez hizo la “Mili” y asfixiado por la Censura franquista, se auto exilió durante veinticinco años en Francia, donde estudió Bellas Artes y conoció a su gran amor y musa, la bretaña “Christian”, con la que tuvo dos hijos. No quería vivir, según sus propias palabras, “en una España acotada y alquilada a los norteamericanos.”

Cuando vuelve a España en los años setenta, habiendo sido censurado parte de su primer disco, canta de viva voz con su compadre el granadino Carlos Cano el himno no oficial del Andalucismo militante “La Blanca y Verde”, Carlos y Benito fueron pioneros entonces en una nueva canción andaluza sin Carmen ni señorito, sin castañuelas, una persona sola con una guitarra, una silla y una voz con la que reivindicar una España menos pacata en lo sexual y menos estrecha de miras en lo político, y el resurgir de una Andalucía oprimida por el paro y la emigración en la España de las Autonomías.

Mientras, su canción “España huele a pueblo”, dedicada a sus padres -unos humildes campesinos-, alcanza los primeros puestos de los cuarenta principales. Aunque para él era un canto a la “ansiada vuelta a la tierra, a sus raíces, tras tantos años fuera de España”.

Se va a Bretaña y vuelve a Madrid, donde improvisa una serie de conciertos con otro de los grandes de la “canción protesta” de los setenta: el extremeño Pablo Guerrero. Como la mayoría se los suspendían por “Orden Gubernativa” se salía a la calle, se subía a una mesa y comenzaba a cantar sus letras con un gramófono.

Pero como hombre polifacético y renacentista, las canciones de Benito Moreno recorrerán los años siguientes todos los temas y estilos. Tan pronto le dedica una sátira al mandamás socialista del momento, un Alfonso Guerra en pleno esplendor; como le queda tiempo para dedicarle un Romance a “El Lute”, principal delincuente de entonces, siempre buscado por la policía y Guardia Civil y vuelto a escapar.

Dando un giro de tuerca a su creatividad canta y baila en la Feria de Abril unas “sevillanas” cuya letra son las elegantes y románticas rimas del inmortal Bécquer. Para musicarlas entra en contacto con otro genio pop de la guitarra y el sitar, el trianero Gualberto.

Su canción “Ra, Ra, ra:

“ra, ra, ra, tu afición es sentimiento,
y tiene mucho de alimento,
hincha tú eres el mejor,
escuchando el transistor,

ra, ra, ra, el lobito está jugando,
los borreguitos mirando,

ra, ra, ra, el lobito está perdiendo,
los borreguitos sufriendo,

ra, ra, ra, el lobito está cobrando,
los borregitos pagando….”

Se convirtió en el ángelus que durante tres décadas sirvió de sintonía a un programa radiofónico deportivo nacional. Si bien pocos entendían que su propósito era una denuncia al primer traspaso millonario de la Liga, el de Cruyff al Barcelona, aquél que desvirtuaba las esencias igualitarias del fútbol patrio.

Y en tono burlesco añadía:

“la liga que se la cae a tu amiga
no es la liga del fútbol…

“los buenos, los machos son futbolistas,
los raros somos artistas”…

“Los que ganan el dinero son pelucas extranjeros,
en eso los españoles no sabemos meter goles”…

Menos conocida es su canción autorretrato (año 1975), la de un sevillano heterodoxo:

“Yo creo en la desgracia
de a veces ser sevillano…

Soy un sevillano tonto,
un sevillano aburrido,
de esos que se van de pronto,
sin anunciar que se han ido…”

Y es que prefería

“querer a Sevilla en silencio
como Antonio Machado…
antes que ser sevillanito
de televisión
señorito y sabiondo”.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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