jueves, 12 de abril de 2018
Naturaleza muerta
A Carlos Parejo, geógrafo entre geógrafos, y amante de la poesía
Los investigadores
adscritos a las nuevas
tendencias de la Ciencia del Paisaje,
toman entre sus manos un espacio geográfico
—pongamos, como ejemplo,
las dunas y corrales de Doñana—
y, con la precisión de un cirujano
forense o un filólogo
especialista en lenguas muertas, lo diseccionan
y escudriñan con lupa desde el tuétano
hasta el último poro de su piel
y le aplican formol y usan conceptos
como sintagma, objeto y predicado.
Y encima de la mesa de la morgue
de la ciencia geográfica,
se agostan y marchitan los enebros,
el pino, las adelfas, los juncales,
y expira, mientras lloran
los ánsares su muerte,
sin savia ni color la siempreviva.
Los investigadores
adscritos a las nuevas
tendencias de la Ciencia del Paisaje tan sólo
nos podrán ofrecer, con sus estudios,
naturalezas muertas,
en tanto no decidan
dar mucho menos juego al bisturí
y más a la poesía.
Gracias por la dedicatoria. De acuerdo en todo
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