Hola, soy Periquín, y le he pedido a mi hermana Carmelina que me monte una plaza de toros de juguete con la que divertirme esas aburridas tardes de finales de primavera. Y ella ha roto su hucha y me ha comprado un torito de mimbre, con sus dos cuernos. Después ha labrado con unos maderos el ruedo maestrante, arqueándolos hasta ponerlo redondo. Y me ha modelado con barro a los diestros Belmonte y Joselito. Yo los acerco sucesivamente al morlaco y me pongo en pie y con un trapo rojo voy simulando los pases “al natural” que le van dando cada uno. Y lo hago al mismo tiempo que el aire me trae los “olés” y ”ovaciones” de las corridas de Feria de la cercana Plaza de la Maestranza.
Cuando se acaba la Feria y llegan las calores nos vamos a bañar al río Guadalquivir. Y se me ha ocurrido que Carmelina me construya en miniatura un barco como el del rey Al Motamid. Ella, siempre tan dispuesta, me ha fabricado una elegante embarcación con varias cartulinas de colores diferentes. ¡Qué lujo¡ Y la he puesto a navegar por la corriente de la orilla, pero en pocos minutos se me ha mojado y se ha ido a pique. He cogido un berrinche de aupa. Cuando volvimos a casa no paraba de llorar e hipar. Mi madre me ha dado un vaso de leche caliente con tila y me ha acostado. Al despertarme me he llevado una sorpresa monumental. En la mesilla de noche había una rústica barcaza de pescadores en miniatura, labrada en madera, y con sus redes y todo. Es de las que no se hunden. Dando brincos he bajado de dos en dos los peldaños de la escalera y le he dado un largo y cálido abrazo a mi papá. Y éste, con unas ojeras descomunales, me parecía que sonreía sigilosa y satisfechamente a mi madre.
(¢) Carlos Parejo Delgado.
Feliz Feria de Abril
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