(O de como carroñeras de distinto pelaje, con la intención de dárnosla con queso, pueden convertir la peor de las tragedias en un repugnante circo romano en el que los gladiadores se despedazan entre sí de manera salvaje, y, concluida la lucha, los supervivientes son dejados a merced de los leones.)
Hoy mismo lo he escuchado en Onda Cero Radio: "Se mantiene el secreto de sumario." ¿Qué secreto de sumario, almas de cántaro? Ayer, también en Onda Cero, Carlos Alsina nos narraba como la Guardia Civil no había informado a la asesina, hoy ya confesa, de Gabriel Cruz, de que disponía de fotografías en las que se la podía ver trasladando y metiendo en el maletero de su coche el cadáver del pequeño. Por aquello del factor sorpresa, supongo; y en pro del mantenimiento del secreto de sumario, quiero también suponer. En cualquier caso, "secreto" difundido a voces por la práctica totalidad de los medios de comunicación patrios. Y la abogada de Ana Julia Quezada, que ni lee los periódicos ni escucha la radio ni ve la televisión, y menos aún en todo lo relativo a los casos con los que le toca lidiar, chupándose el dedo. Cada día entiendo menos la mayor parte de lo que acontece en este país de alimañas infectado por el odio.
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