En este país de sensiblerias impostadas usadas como coartada para la caza de brujas y la ordalía, te puede traer muchos más problemas con la "justicia" cagarte en un ser imaginario, que abrirle a porrazos de manera gratuita la cabeza a un inmigrante.
(De la serie "Me cago en la chica de la curva y en la torquemadería patria.")
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