jueves, 1 de febrero de 2018

Contubernio


El gran problema al que se enfrenta hoy España no está tanto en que el partido que —mediante el ejercicio irresponsable y espurio de sus funciones de gobierno— la saquea al servicio propio y al de las mafias del totalitarismo financiero con las que se halla impúdicamente amancebado, sea una banda criminal de la peor de las raleas, como en que todo el aparataje del Estado, todo, arrime sin el menor de los complejos el hombro para la consecución de sus fines. El problema no es la corrupción absoluta de este gobierno de hampones desahogados y mamarrachos; el problema está en la vista gorda, la manga ancha y hasta la complicidad manifiesta de aquellos que deberían poner coto a tantos desmanes. Todo huele a podrido en España.

(Atado y bien atado.)

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