Estaba convencido:
cuando tocase fondo,
este le serviría
como punto de apoyo para tomar impulso
y escapar del silencio y la ceguera
que dictaba el abismo.
Craso error; la nostalgia
sometida al empuje de las altas presiones
y a las temperaturas fantasmales
de los fondos marinos
se transmuda en un légamo viscoso
que atrapa para siempre entre sus dedos
huesudos y crispados todo aquello
que llega a sus dominios con el cántico
ahogado, estrangulado por la soga
del tabú, el eufemismo y la metáfora.
El frío interno que compaña al frío ambiental, poetizado y metaforizado.
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