martes, 30 de enero de 2018

De lo ilusorio


Que nunca es tarde si la dicha es buena
es el agrio consuelo del que, anclado
al ponto del fracaso en su pasado,
hace aguas embargado por la pena.

Porque el tiempo al pasar nos enajena,
agría la ilusión, nos da de lado
y muda todo anhelo no logrado
en procelosa mar de sed y arena.

La dicha sólo es buena en su momento,
a tiempo, sin reveses, sin espera,
sin anclas ni naufragios, con el viento
avivando, dando hálito a la hoguera.

La dicha que se fragua a hielo lento,
si lo hace, llega tarde, ahogada y huera.

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