Los espaguiñoles de estos tenebrosos años de tardofranquismo mal disfrazado de democracia de cartón piedra nos hemos terminado volviendo muy contradictorios; tanto o más puritanos que un mormón, pero no le solemos hacer asco alguno a que nos sodomicen nuestros tan sádicos como mediocres políticos nacionalcatolicistas del Opus o sus diferentes báculos y sucedáneos. Al urdangarrotín, al urdangarrotán, ay, vela, vela, vela de San Juaaaaaaan...
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