Merche y Esmeralda conversan en una esquina. Recuerdan
que no se atrevieron a salir del armario ni en el colegio ni en el
instituto ni en la Mili. Pero montaron un club nocturno de travestismo en la
plaza de Chapina, cuando la moda del “destape” de los años setenta, y ganaron
bastante dinero. Lo primero que hicieron fue cambiarse de sexo, desde niños
habían deseado tener cuerpo de mujer. Ahora, cuando las canas, las indomables
vellosidades en el cutis y las tripas cerveceras, dejan entrever su antigua
hombría, se sienten como un poco arrepentidas. Cuando ellas eran jóvenes, los
que iban de machitos se vestían con pantalones ajustados, marcando paquete, y
lucían camisetas ceñidas a poderosos escudos pectorales situados sobre vientres
planos, y escoltando anchos hombros y bíceps musculosos, esculpidos en los
gimnasios del barrio. Los llamaban “chulos” o “tíos buenos”. Ahora están un
poco confusas. Los jóvenes sólo se ponen coquetos para hacerse dibujos en la
cabeza, peinarse con extravagantes tupés y barbas proféticas, dibujarse
tatuajes inverosímiles, o para depilarse cejas, pechos, brazos y piernas, y no
parecer osos cavernícolas. Sin embargo, no hacen ostentación de virilidad con
sus prendas de vestir. Se embuten en camisetas y pantalones o chándales
exageradamente anchos y solo alardean de brillantes zapatillas deportivas. Más
que ir de paseo o al Instituto, parecen ir y venir continuamente de una cancha
de baloncesto. Y hay, además, algunos jovencitos que se adornan con
pendientes y se peinan femeninamente. Bien con un moño recogido y bien alto,
bien haciéndose una larga coleta, o llevando una melena larga y ladeada, que
les cae lánguidamente a un lado de la cara. Éstos últimos, según Merche y
Esmeralda, recuerdan a las actrices de Holywood de los años cincuenta
como aquella divina Lana Turner. Sobre estos jóvenes, hay quienes afirman
que se sienten mujeres o son gays más o menos encubiertos. Pero también
hay quienes opinan que son tan machos como el que más, y que simplemente van a
la moda más informal y alternativa, la moda unisex. De hecho, también
hay cada vez más chicas que visten como los varones y no por eso son marimachos.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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