lunes, 25 de septiembre de 2017

Historias de la calle Alfarería —Barrio de Triana (16). Merche y Esmeralda. (Carlos Parejo)

Merche y Esmeralda conversan en una esquina.  Recuerdan que no se atrevieron a salir del armario ni en el colegio ni en el instituto ni en la Mili. Pero montaron un club nocturno de travestismo en la plaza de Chapina, cuando la moda del “destape” de los años setenta, y ganaron bastante dinero. Lo primero que hicieron fue cambiarse de sexo, desde niños habían deseado tener cuerpo de mujer. Ahora, cuando las canas, las indomables vellosidades en el cutis y las tripas cerveceras, dejan entrever su antigua hombría, se sienten como un poco arrepentidas. Cuando ellas eran jóvenes, los que iban de machitos se vestían con pantalones ajustados, marcando paquete, y lucían camisetas ceñidas a poderosos escudos pectorales situados sobre vientres planos, y escoltando anchos hombros y bíceps musculosos, esculpidos en los gimnasios del barrio. Los llamaban “chulos” o “tíos buenos”. Ahora están un poco confusas. Los jóvenes sólo se ponen coquetos para hacerse dibujos en la cabeza, peinarse con extravagantes tupés y barbas proféticas, dibujarse tatuajes inverosímiles, o para depilarse cejas, pechos, brazos y piernas, y no parecer osos cavernícolas. Sin embargo, no hacen ostentación de virilidad con sus prendas de vestir. Se embuten en camisetas y pantalones o chándales exageradamente anchos y solo alardean de brillantes zapatillas deportivas. Más que ir de paseo o al Instituto, parecen ir y venir continuamente de una cancha de baloncesto.  Y hay, además, algunos jovencitos  que se adornan con pendientes y se peinan femeninamente. Bien con un moño recogido y bien alto, bien haciéndose una larga coleta, o llevando una melena larga y ladeada, que les cae lánguidamente a un lado de la cara. Éstos últimos, según Merche y Esmeralda,  recuerdan a las actrices de Holywood de los años cincuenta como aquella divina Lana Turner.  Sobre estos jóvenes, hay quienes afirman que se sienten mujeres o son gays más o menos encubiertos. Pero también hay quienes opinan que son tan machos como el que más, y que simplemente van a la moda más informal y alternativa, la moda unisex. De hecho, también hay cada vez más chicas que visten como los varones y no por eso son marimachos.


(¢) Carlos Parejo Delgado

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