Tapón de cera
(Antipoema)
No es cierto que el lenguaje
político sea oscuro,
es que el pueblo ha perdido,
le hurtaron, el oído
en cuestión de semántica.
Por ejemplo: si oímos
—sin escuchar— a un hombre
de Estado asegurar
que apostará por esto
o aquello, acostumbramos
a darlo ya por hecho.
La apuesta, un mecanismo
por el cual para que uno
gane, los muchos pierden.
Y, como reza el dicho,
la casta siempre gana.
No apuestas, compromisos
y obras —que son amores.
Así que nunca otorgues
tu confianza al político
que al hablar te recuerde
a un jugador de póquer:
suelen llevar un as
debajo de la manga
e ir de farol; farol
que, cuando se destapa,
se termina cargando
en el debe del pueblo.
Si son jugadores el parlamento debería ser llamado Casino de políticos
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