Hace unos años dedicaba parte de mi tiempo libre a escribir artículos a caballo entre lo técnico y lo idelógico, con la esperanza de que, en ocasiones, pudiesen aportar un casi invisible grano de arena a la construcción de un mundo mejor. Después comencé a garabatear malos poemas por si alguno pudiese contribuir acaso a que no empeorase. Y últimamente empiezo a pensar que lo más productivo sería emplearlo en consumir peyote a tutiplén hasta que el cuerpo aguante. ¿Algún chamán en la sala?
Tus escritos y poemas serán las armas de un futuro mejor. No desanimes
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