jueves, 6 de julio de 2017

Doñana. Los incendios "invisibles": de la sobreexplotación del acuífero al dragado del Guadalquivir.


Ciertamente, el de estos días atrás, sin tratar con ello de restarle ni un ápice a su gravedad, no es el único ni el más pernicioso "fuego" que afecta o pudiera afectar en el futuro al Espacio Natural y a la comarca de Doñana. El peor de todos, con diferencia, el que parece inextinguible, es el lento y contumaz "incendio" subterráneo que consume el acuífero. Y este, que siendo el mayor no es el único foco, no hay bombero que lo apague ni voluntariado capaz de acometer restauración —concepto más amplio, complejo y completo que el de la simple reforestación— ambiental alguna. Este sólo se puede apagar desde unos despachos oficiales plagados en la actualidad de incendiarios (entiéndase esta última metáfora ) por negligencia, ineptitud y/o desidia.

Y no podemos obviar que la mayor sequedad de las masas forestales (o estrés hídrico, como lo denominan los expertos), con origen no sólo en los efectos del cambio climático (temperaturas más altas y descenso de las precipitaciones), sino también en el descenso de los niveles freáticos a causa de la sobreexplotación del acuífero, es un factor de lo más relevante en el incremento del potencial devastador del fuego sobre las masas forestales de Doñana (o las de cualquier otro espacio forestal) en caso de incendios forestales como el que recientemente ha asolado este espacio natural.

Pero el de las aguas subterráneas, siendo con diferencia el más grave de todos, no es el único "incendio" en curso o a temer en el futuro en el entorno del Espacio Natural de Doñana. También están dispuestas, por ejemplo, para ser prendidas en cualquier momento, las mechas del dragado del Guadalquivir, el almacenamiento subterráneo de gas o la reapertura de la mina de Aznalcóllar.

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