Tundra
no vuelve el polvo al polvo muda en légamo
salitroso ensanchando
la ciénaga hasta la última
orilla de este limbo
de inercias vericuetos
y confabulaciones
—piélago en que zozobra la brumosa
vocación de argonautas
de aquellos cuyo tránsito
fue sólo una fallida singladura
a bordo del bajel de la entelequia
no habrá ya tras los sueños —flor de un día
desafiando insensata
a líquenes y musgos con su cántico—
más que tierra quemada
La vida como tránsito por tierra quemada y llena de desesperaciones, un tema recurrente en tu pesimismo vital
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