Cristiano, Hacienda y los catetos patrios
Se lo ha llevado el luso calentito
y Hacienda, al descubrirlo, le regaña
y advierte que tal hábito en España
tipificado está como delito.
Sintiéndose cogido en el garlito,
el portugués, urdiendo otra artimaña,
amenaza con que pudiese España
perder su pateacueros favorito.
Y surgen, de inmediato, peticiones
de firmas en la red para que Hacienda,
mirando hacia otro lado, olvide al prenda
y su infracción fiscal; ¡manda cojones
que haya aún quien, presumiendo de discreto,
afirme que no es este un país cateto!
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