viernes, 24 de marzo de 2017

Con los ojos abiertos

Llega un momento en que dejar
de perseguir un sueño
es menos doloroso, menos agotador
que continuar buscándolo,
que buscarlo aun sabiéndolo
desde siempre imposible, 
para siempre perdido.
Es como despertar
a la muerte después
de una larga agonía.
Una muerte imperfecta
que poco a poco va
robándonos el aire,
que aprieta como dicen
que dios, pero no ahoga,
que nos pudre, nos muda
en carroña, una muerte
insomne, con los ojos 
abiertos, que a la espera
del bálsamo, el sosiego
de otra muerte, la eterna,
no deja ni un instante
de doler cual gangrena, 
siempre sigue doliéndonos.

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