martes, 28 de marzo de 2017

La sospecha


Se sospecha hace tiempo
que el Imperio financia
y surte de armamento
de forma subrepticia
a grupos terroristas
radicados allende
los muros sacrosantos
de Occidente. ¿Cuál puede
ser el fin —si es que es cierto—
de tamaño dislate?
¿No será sólo un bulo
urdido con muy mala
baba por radicales
antisistema ansiosos
por reducir a polvo
la sociedad y el modo
de vida que acontece
en "nuestro" inmejorable
mundo civilizado?
Ante tales cuestiones
podrá haber opiniones
para todos los gustos.
Lo que es incuestionable
es que el miedo que infunde
esta horda de asesinos,
aporta una, aunque espuria,
elástica coartada
para que los gobiernos
llamados democráticos
aumenten la opresión
y el control desmedidos
y asfixiantes que ejercen
sobre sus ciudadanos.
Coartada que, asimismo,
se utiliza a menudo
para justificar
notables incrementos
del gasto que, eufemística-
mente es denominado
de Defensa. Ese gasto
que propicia invasiones
de estados soberanos
por parte del Imperio
a objeto de esquilmarlos,
así como el aplauso
de las ratas necrófagas
que viven del negocio
de la guerra y la muerte.
Será o no será cierto
que el Imperio financia
a grupos terroristas
para usar el terror
que suscitan a modo
de coartada. Lo cierto,
los financien o no,
es que el terror sembrado
por esos grupos sirve
de excusa a los estados
del mundo occidental
para lo reseñado.
Por tanto, esa sospecha,
tanto como la duda,
resulta razonable.

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