Oigo a un comentarista deportivo, exultante, vehemente, primitivo, celebrar un gol de Messi. Y pienso, equivocado, "cómo coño no va estar este mundo hecho una mierda." Porque la vaciedad que nos invade hasta la médula, no es la causa sino el resultado.
La próxima vez será un concierto de Mozart, lo prometo
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